La abeja haragana: El cuento de la abejita holgazana es el que, sin duda, tiene más moraleja. Cuenta la historia de una abeja que no ayudaba a su colmena y que un buen día le advirtieron de que trabajara. Así pasaron días hasta que una buena noche no le dejaron regresar a la colmena, y se desató una tormenta. La abeja tuvo que quedarse a dormir en una cueva con una serpiente. Gracias a un truco de inteligencia logra salvar su vida, y desde ese momento fue la abeja más trabajadora, porque comprendió que las abejas se ayudan unas a otras y que dependen de la colmena para sobrevivir.
Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.
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